Un rating es un indicador que refleja el nivel de riesgo crediticio de un emisor de deuda, ya sea pública o privada en el mercado.
Estas calificaciones las otorgan ciertas empresas, a las cuales se les conoce como agencias de calificación crediticia o más comúnmente, agencias de rating.
Su tarea reside en evaluar la probabilidad de incumplimiento, por parte de los emisores de la deuda, del pago de los intereses y en la amortización del principal.
Las agencias de calificación tienen como funciones principales las siguientes:
Dar información de calidad a los inversores, mediante una puntuación alfanumérica, que reflejará el nivel de solvencia respecto a un determinado emisor.
Dar información a los responsables de gestoras de fondos y otros agentes económicos sobre la capacidad crediticia de un emisor, de cara a eventuales decisiones de inversión.
Dar información a los supervisores sobre el nivel de riesgo soportado por los agentes emisores bajo su jurisdicción.
Antes de establecer el rating, las empresas de calificación llevan a cabo un proceso de recopilación de información relevante sobre la empresa o entidad emisora, tanto desde el punto de vista financiero como desde la óptica del mercado.
Además, esto se ve complementado con la realización de entrevistas al personal directivo de la compañía emisora. Con todos estos datos, los analistas, conforme a los algoritmos de calificación de la agencia, otorgan una puntuación basada en el sistema de calificación interno.
Una vez se ha puntuado la emisión, se efectúa un seguimiento de la misma. En caso de que surja una nueva información que pueda afectar a la calificación otorgada, ésta podría revisarse.
Tabla de contenido
Calificación de deuda a corto y a largo plazo
Las calificaciones para la deuda emitida suelen diferenciarse en función del plazo de vencimiento de la misma en calificaciones de deuda a largo plazo (para deuda con vencimiento superior a 1 año) y calificaciones de deuda a corto plazo (para deuda con vencimientos menores a 1 año).
Cogiendo como ejemplo los ratings que otorga la agencia de calificación crediticia Moody’s, el rating de deuda a largo, las máximas puntuaciones (mayor solvencia del emisor) se agrupan dentro de la categoría denominada de Inversion (de Aaa a Baa3). A partir de Ba1 la deuda entraría en la categoría de especulativa.
Qué es el rating legal
El rating legal informa sobre el grado de apoyos que recibiría de su Gobierno una entidad financiera que tuviera problemas de liquidez.
La agencia de calificación IBCA, propiedad del grupo Fitch, ofrece un baremo de calificaciones puntuado de 1 a 5 que significan lo siguiente:
Calificación 1: Existe un fuerte compromiso a nivel legal de apoyo de las autoridades del país para el salvamento de la empresa calificada.
Calificación 2: Aun sin compromiso legal alguno, dada la importancia de la entidad de cara a la economía nacional, las autoridades y el Banco Central acudirían al rescate de la entidad.
Calificación 3: No existiría apoyo del Banco Central, pero los accionistas mayoritarios que constituyen su núcleo de capital (core capital) inyectarían recursos propios en caso de crisis.
Calificación 4: La entidad en dificultades es probable que reciba apoyos, pero éstos son inciertos.
Calificación 5: La entidad no tiene apoyo alguno en caso de crisis.
Qué es el rating país
Denominamos rating país a la calificación del riesgo de las operaciones financieras de un agente en un determinado país, también se conoce como riesgo país. Este riesgo es independiente del sector económico en el que se desarrollen los negocios y está condicionado por factores económicos y regulatorios específicos del país en que se lleva a cabo la operación económica.
En realidad, no se trata de un riesgo singular de carácter crediticio de un emisor concreto, pero se añade a la evaluación de los riesgos comerciales, porque suponen un aumento de la probabilidad de incurrir en pérdidas como consecuencia de impagos.
Podemos dividir el riesgo país en riesgo soberano y riesgo de transferencia.
El primero hace referencia a la posibilidad de no recibir pagos de un deudor perteneciente a un determinado país y no sea imposible la recuperación de la deuda al restringirse los pagos al exterior por razones soberanas, resultando infructuoso los esfuerzos legales para conseguir el resarcimiento del crédito.
Por otro lado, el riesgo de transferencia hace referencia a la incapacidad de recibir pagos de un país en concreto por la imposibilidad de obtener en los mercados las divisas necesarias para poder afrontar la transacción.
Existen diversos métodos de valoración del riesgo país. Uno de los más utilizados es el indicador EMBI (Emerging Markets Bond Index), que mide el diferencial de rentabilidad (en puntos básicos) entre los bonos emitidos por el Tesoro de un determinado país y los bonos emitidos por el Tesoro de los Estados Unidos (considerado el emisor libre de riesgo).
Obviamente, a mayor diferencial, mayor riesgo país. Las agencias calificadoras de deuda también suelen valorar el riesgo país a través del examen de variables como el endeudamiento externo, la situación en la Balanza de Pagos, el entorno sociopolítico, etc.